miércoles, 20 de enero de 2010

La Iglesia y Lefebvre.


La Iglesia, por mucho que se la critique, siempre es la Madre que educa, comprende, sana, quiere... y perdona a sus hijos. Por mucho que se la tache de inquisitorial, represora, condenadora... y que camina al margen de la sociedad sin importarle sus penas y miserias; la Iglesia una y otra vesz nos demuestra que el Amor, la Verdad, la Justicia triunfarán sobre todos los males.
Corre el rumor de que pronto los lefebvrerianos volverán al seno de la Iglesia Católica, seno que abandonaron por la sobervia de un obispo que se creía más sabio que un Concilio. Algunos creen que lo harán por la puerta de atrás, es decir que el Vaticano con el Santo Padre a la cabeza va a ceder a sus pretensiones y peticiones. A los que así piensen, ya les adelanto que eso jamás lo verán sus ojos. El que les concedan una prelatura personal y celebrar la misa en latín y de espaldas no es ninguna novedaz (véase el Opus Dei y léasa el Muto Propio Summorum Pontificum) y menos una concesión.
El Vaticano II ha sido bueno para la Iglesia. Lo que es más discutible es la interpretación del mismo que han hecho y hacen muchos.
Si los lefebvrerianos vuelven lo harán con todas las de la ley.

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