lunes, 22 de febrero de 2010

La Iglesia es la gran orquesta de Dios.


Si hay algo que me gusta de la Iglesia es su organización. Cada uno en la Iglesia sabe cual es su lugar y su función; a pesar de que en ocasiones algunos se empeñen en dar la nota y demuestren no saber donde están. Los hay que quieren jugar papeles que no les corresponden: uno no puede pretender ser sacerote si no lo es, al igual que un sacerdote no puede ser un fiel más o jugar el papel de un obispo.
En la Iglesia hay multitud de carismas que son reflejo de su catolicidad. Pero el que seamos distintos no quiere decir que cada uno crea lo que quiera. Nuestra fe debe ser la fe de la Iglesia y ésta tiene su "organización": una jerarquía capitaneada por el Papa, un magisterio, una tradición, un credo, unos dogmas...
Cuando en una orquesta no se siguen las directrices del director ya nos podemos imaginar el resultado.


Os dejo el testimonio de una gran directora de orquesta

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